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La otra cara de Río 2016

  • Oscar Esteban Ramírez @horrorfosforo
  • 20 ago 2016
  • 4 Min. de lectura

Desde las favelas en Río, tambien se presenció la exuberante inauguración de los Juegos Olímpicos

Los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro están en su recta final y vale la pena echar un vistazo a eso que está ocurriendo también en Brasil, pero afuera de los estadios. El mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos, han sido los últimos dos eventos deportivos con más repercusión dentro del planeta; ambos se realizaron en Brasil.


Está claro que los requisitos para que una nación sea anfitriona de competiciones de tal magnitud, exigen una inversión no solo en infraestructura altísima, sino también, en logística, publicidad y demás. Claro que, también sería obvio deducir, que inversiones de tanto calibre, traerían consigo un ingreso aún mayor y en un plazo no tan largo. Pues no, o por lo menos ese no es el caso específico de Brasil.


Desde el 2006, cuando se supo que Brasil albergaría el Mundial de Fútbol del 2014, el gobierno del país arrancó con el proceso de inversión, desarrollo y organización del torneo. Dentro de los preparativos se incluyó, además de la remodelación de los estadios del país -incluido el Maracaná-, la construcción de nuevos centros deportivos, del mayor nivel arquitectónico y tecnológico.


Con el paso de los años (y las administraciones gubernamentales), Brasil comenzó a experimentar una serie de devaluaciones económicas, que lo hundieron en una de las crisis económicas más grandes que el país haya presenciado en años. De esta manera y con la fecha límite para la entrega de los respectivos escenarios deportivos acercándose de manera amenazante, se llegó a dudar sobre la realización del Mundial en el 2014. Aún así, luego de un proceso de construcción, donde los trabajadores experimentaban jornadas extremas de laburo y donde más de uno perdió su vida, a causa de las pésimas condiciones de seguridad, se entregaron todos y cada uno de los escenarios necesarios, para el inicio del torneo de fútbol más importante del mundo.


Se suponía que dicho Mundial sería un espectáculo total, sencillamente por el hecho de que se realizaba en Brasil, un lugar futbolero por ley universal. En el país donde el juego con la pelota es prácticamente una religión, donde nacieron "O Rey" Pelé y varios de los jugadores con mayor calidad en la historia del fútbol, lo mínimo que se esperaba, era un torneo que por lo menos, entrará en el Top 5 de los Mundiales a lo largo de los años.


Claro que, la realidad, se alejo totalmente de la expectativas de los amantes del fútbol. Tanto social como deportivamente, Brasil 2014 dejo malos recuerdos para muchos, en especial, para los mismos brasileros. Desde antes del inicio del campeonato, varias manifestaciones de protesta habían permitido ver la inconformidad de muchos, con la realización de la Copa del Mundo, en especial, debido al manejo del presupuesto nacional y la priorización de la construcción de estadios, por encima de las necesidades sociales del país. Cosa que es bastante cierta, pues ahora, se sabe que el famoso "Sep",entonces presidente de la FIFA, presiono de la mejor manera que el sabe, para la finalización de los estadios "fuese como fuese". Luego, en la parte futbolistica, el Mundial que supone, debía haber reivindicado aquel 16 de Julio de 1950, termino siendo una re-edición de aquella tragedia. El 1-7 frente a Alemania terminó cerrando, lo que acabo siendo una pesadilla de Mundial para Brasil en todo, todo.

"No solo de fútbol vive el hombre"


Finalizado el Mundial, la siguiente parada eran los Juegos Olímpicos. El desarrollo en infraestructura y los ingresos económicos que había dejado el Mundial, hacían ver que los Juegos serían perfectos. Cabe decir que, Brasil presentó su candidatura para la organización de los Olímpicos, una vez ganada la elección para la preparación del Mundial. Por lo que todos pensaron que, si alguien la tenía clara en el tema de la realización de ambos eventos, era Brasil y su gobierno.


Pues no, una vez más se presentaron inconvenientes para el país 'carioca' y en esta ocasión, aún mayores. Una vez finalizó el Mundial, cayó cual demolición programada, todo el escándalo denominado "FIFA Gate", donde los máximos dirigentes del fútbol mundial se vieron envueltos y como no, empezaron a plantearse dudas y graves acusaciones sobre la elección y organización de los últimos Mundiales, entre ellos, el último. Todo ello terminaba en una única conclusión para Brasil: "Bye bye money".


También y una vez más, se presentaron retrasos en la entrega de los escenarios para Río 2016, siendo motivo de preocupación la publicación de una foto a finales del 2015, donde se veía la Villa Olímpica en fase de construcción apenas. De esta manera llegó el año, 2016 se presentaba como la tranquilidad de muchos, pues después de los Juegos, por fin podrían descansar y enfocarse en los problemas sociales, que parecían haberse olvidado en la cabeza de todos los dirigentes políticos de Brasil, pues tenían los Olímpicos, como único objetivo nacional.


Meses antes de la inauguración y como si de una coreografía se tratase, explotó un escándalo de corrupción donde la presidente Dilma Rousseff, se veía gravemente involucrada. El país se cayó políticamente y la destitución de Dilma, dejaba a Brasil en medio de una incertidumbre grandísima. Todo nublado para el país que en días, albergaría el máximo evento deportivo del planeta.


Así llegó el 5 de Agosto y juntó a él, una inauguración por todo lo alto, fuegos artificiales y bailes ejecutados a la perfección, acompañados de de una escenografía bellísima, mostraban la mejor cara de Brasil para el mundo, escondiendo, ignorando o a lo mejor sobreponiendose (no parece, pero quizás) a la realidad socio-política del país. Y así también, están llegando a su fin estos Juegos Olímpicos que, dejan la imagen de Michael Phelps en el agua con sus 23 medallas doradas y la de Usain Bolt como el hombre más rápido y carismático de la tierra; pero también y ojalá todos recuerden, a esos que no muestran las cámaras, a los que muchos parecen haber olvidado, aquellos que no tienen la culpa pero cargan con el mayor peso, aquellos que observan a lo lejos, como su país, casi que dándoles la espalda, se vende ante el mundo ignorando lo que hay en sus entrañas, su gente, su pueblo.


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